¿Os habéis preguntado cómo sería vuestra vida siendo heterosexuales normativas?
La verdad es que conozco algunas y su vida no es de color de
rosa precisamente. Es más, encuentro una proporcionalidad directa entre su
inteligencia y su nivel de insatisfacción.
A su favor tienen todo un engranaje social donde su espacio está clarito y bien definido. Hay un camino ancho para ellas, se las espera, son bienvenidas. Estarán acompañadas y protegidas mientras avanzan y, al final del sendero, serán honradas y respetadas como grandes damas a las cuales la humanidad les debe su existencia.
En su contra, ese mismo engranaje social las aprisiona, las
condiciona, las ningunea y llega un momento en el cual ya es difícil salir de
ese camino. No aprendieron a luchar porque todo en sus inicios les venia de
cara, no se hicieron fuertes y ya es tarde para saltar. La decepción e
insatisfacción es entonces inevitable.
Nosotras, las anormales bolleras marimachos tenemos el gran inconveniente al principio. El escollo lo encontramos en los inicios del camino, cuando somos jóvenes, inexpertas y muy vulnerables. Reconozco que hay gente que se queda en ese estrato, se reconvierten, se diluyen en la sociedad e incluso llegan a copar altos cargos dentro del PP...
Las que superamos (con mayor o menor gracia) el escollo, tenemos delante nuestro un camino desdibujado donde cada una ha de dar lo mejor de si misma para ir avanzando y trazar así un sendero que nos lleve a alguna parte.
Sabemos que estamos solas. Somos apátridas y muchas veces
nos sentimos inseguras. Es entonces cuando necesitamos a otras marimachos bolleras
anormales que nos acompañen y nos hagan más llevadero el camino.
En el fondo, nunca seremos grandes damas respetadas ni la
humanidad celebrará nuestra existencia; pero es que nuestro objetivo en si no
es el destino, es más bien vivir
transitando el propio camino.
No. No envidio a las heterosexuales normativas. ¿Por qué tendría que envidiarlas? Ni siquiera me gusta el camino que tienen que andar.
Rosso